domingo, 28 de octubre de 2007

SALARIO Y CARÁCTER

¿Qué pueden hacer los hombres que tienen aspecto y actitudes de fraile cuando, en la actualidad, ser fraile ya casi no se encuentra entre las profesiones elegibles, ni el deseo de quienes poseen esas cualidades les encauza hacia ello?
¿Y las mujeres que tienen aspecto y maneras de campesina?
¿Y los hombres que tienen aspecto y maneras de guerrero?
¿Y aquellas personas que tienen aspecto y maneras de cortesana?
¿Y las que tienen aspecto y maneras de chamán?...

Casi todos ellos se han plegado a un único modelo: el de asalariado con ínfulas de independencia, que actúa como si su sal y la de su familia no dependiera del arbitrio de su señor.

EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... XV


EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... XIV


MINORIAS Y PODER

La Historia en general, y en particular la historia de nuestros antepasados los griegos, nos enseña que el ejercicio de la política en general, y en particular ese ejercicio en el sistema democrático, consiste en un peculiar juego que se desarrolla entre un proyecto y una realidad concretas, que no entre una teoría dogmática y un mito.

Los partidos más o menos mayoritarios que pretenden representarnos en ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno estatal se encuadran, por lo que respecta a su praxis administrativa o gubernativa, entre un conservadurismo más o menos moderado y una propuesta de cambio más o menos dogmática.

Algunos ciudadanos, entre los que me cuento, con una clara definición democrática (no una fe ¡por Dios!) como elección personal y social. Algunos ciudadanos, decía, que puede ser que formemos una minoría o, quizás, un conjunto de minorías que, imposiblemente reunidas, conformarían una mayoría, desearíamos dar nuestro voto a un todavía inexistente partido que se encontrara lejos de la praxis mencionada más arriba. Creo que tenemos el derecho de que nuestro deseo sea respetado, e incluso tenido en cuenta, sin sufrir el acecho de acusaciones realizadas por miembros de los partidos más o menos mayoritarios (quizá para proteger su poder o su posibilidad de obtenerlo) en el sentido de tildarnos de poco democráticos o de poco prácticos.

Mi deseo, que supongo coincide con el de otros ciudadanos, sólo pretende elevar la escena política hacia una mayor exigencia de responsabilidad en los partidos o coaliciones gobernantes, y hacia una mayor y mejor acotación de las parcelas de poder resultantes. Pienso que saldría beneficiada una mayoría de ciudadanos (o una mayoría de minorías) y saldrían perjudicadas unas pocas minorías que, en la actualidad, detentan grandes parcelas de poder.

EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... XIII


EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... XII


SABIDURÍA E IGNORANCIA

HERÁCLITO

Los asnos preferirían la paja al oro.

Los buscadores de oro cavan muy hondo en la tierra y hallan muy poco.

SÓCRATES

Ni él ni yo sabíamos qué era lo bueno y lo deseable; pero la diferencia era que él creía saberlo, mientras que yo era consciente de mi ignorancia. De este modo, yo era más sabio que él, puesto que estaba libre de este error capital.

EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... XI


EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... X


AMOR Y MUERTE

Oscar Wilde

Aunque todos los hombres matan lo que aman, que lo oiga todo el mundo, unos lo hacen con una mirada amarga, otros con una palabra zalamera; el cobarde con un beso, ¡el valiente con una espada! Unos matan su amor cuando son jóvenes, y otros cuando son viejos; unos lo ahogan con manos de lujuria, otros con manos de oro; el más piadoso usa un cuchillo, pues así el muerto se enfría antes. Unos aman muy poco, otros demasiado, algunos venden, y otros compran; unos dan muerte con muchas lágrimas y otros sin un suspiro: pero aunque todos los hombres matan lo que aman, no todos deben morir por ello.

Fragmento de la Balada de la Cárcel de Reading.

EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... IX


EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... VIII


miércoles, 24 de octubre de 2007

PROPAGANDA Y PUBLICIDAD

(ESCRITO EL 7 DE MAYO DE 2007)

En estos últimos días las calles de nuestras ciudades y las carreteras que dan acceso a ellas se han llenado de carteles publicitarios de los partidos políticos mayoritarios existentes en España. La próxima campaña electoral no ha empezado, pero los partidos que cuentan con más medios se permiten avanzar su inicio saltándose las normas que la regulan por la vía de publicitar sus propias excelencias sin incluir en sus frases hechas ninguna referencia a la votación que se llevará a cabo el próximo día 27.

Estos hechos me dan pie para realizar algunas consideraciones en torno a la publicidad y la política. Se dice que la publicidad ha existido siempre. Esta afirmación no es más que una tergiversación interesada de los agentes económicos que utilizan la publicidad única y exclusivamente para vender sus productos. Desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII los comerciantes anunciaban sus productos en la medida de sus posibilidades con el fin de realizar la mayor cantidad de ventas posible, pero no se orquestaban auténticas campañas publicitarias, como en la actualidad, con el único fin del enriquecimiento de quien o quienes han promovido tal campaña para hacer rentable cualquier tipo de producto, servicio o empresa.

Lo único que en este ámbito sí ha existido siempre es la propaganda, término que hace referencia a las acciones llevadas a cabo con el fin de adherir a una determinada corriente política o religiosa al mayor número de personas posible. Un buen ejemplo de ello es que la Iglesia Católica fundó en 1622 la Congregación “Propaganda Fide” con la doble finalidad de difundir el cristianismo en las zonas en las que aún no había llegado el anuncio cristiano y defender el patrimonio de la fe en los lugares en donde la herejía había puesto en discusión el carácter genuino de la fe.

La publicidad es un invento del siglo XVIII desarrollado, como casi todos los elementos en que se basa nuestra actual sociedad, en el siglo XIX. Su desarrollo se produce con la única finalidad de vender, con el exclusivo objetivo de obtener ganancias económicas, utilizando y desarrollando los antiguos métodos de la propaganda para adherir al producto al mayor número de personas posible y ofreciendo a cambio de dinero algo necesario o innecesario, que posea alguna cualidad o que carezca de ella.

Hoy, uno de los graves problemas que nos atenazan es que la propaganda política se ha convertido en publicidad, es decir, parece que a cambio de ese voto reclamado en exclusiva por un gran rostro y una breve frase, que no por una ideología, un proyecto o una previsión de futuro, se nos ofrece un pequeño bienestar, tan corto como las eficientes frases publicitarias de los carteles, que pronto se marchitará para reclamar en su lugar un nuevo y pequeño bienestar al que podremos acceder en la siguiente votación.

martes, 16 de octubre de 2007

EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... VII


EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... VI


EL CINE EN EL SIGLO XXI

Algunas películas continúan mostrando en este siglo que el cine, ese arte popular que nos permite soñar despiertos, puede ser un gran espectáculo, continuar recorriendo caminos que abren nuevas vías en nuestra sensibilidad y ser un excelente instrumento crítico de los recovecos sociales y personales en los que estamos inmersos.

Por ello he seleccionado una serie de películas que considero imprescindibles para los que seguimos disfrutando del cine y acompaño su referencia de unas palabras explicando la causa por la que las he elegido:

Match Point (2005 – Woody Allen). Pienso que es la mejor película en lo que va de siglo. Porque todos y cada uno de sus personajes y de sus acciones son significativos. Porque es una narración tan perfecta que nos deja percibir a través de ella la vida que precede a los hechos que se nos muestran y lo que sucederá después de ellos. Porque cuenta cómo el desarrollo de la existencia en este momento en que vivimos no es fruto del sentido de nuestras acciones, sino de un azar que permite que el fundamento ético de las mismas sea velado por los resultados materiales obtenidos.

In the mood for love (Deseando Amar – 2000 – Wong Kar-Wai). Porque narra de una nueva forma el amor y la soledad, lo que es o puede ser el romanticismo en el siglo XXI.

El arca rusa (2002 – Alexander Sokurov). Porque continúa el proceso de investigación sobre el espacio y el tiempo que representa cualquier buena película.

Dogville (2003 – Lars von Trier). Porque emplea de una forma magistral multitud de recursos de la metáfora, porque recupera la tradición de la tragedia bañándola en una niebla de ironía que permite sumergirse con absoluta fruición en el terreno de la crítica.

Mar adentro (2004 – Alejandro Amenábar) y Million dollar baby (2004 – Clint Eastwood). Porque son capaces de presentar en pantalla a personajes sin piel.

Brokeback mountain (2005 – Ang Lee). Porque hace una positiva revisitación del sentimiento, como si la existencia de un Rosebud (Ciudadano Kane) diera sentido a la vida en lugar de negárselo.

Caché (Escondido – 2005 – Michael Haneke). Porque narra con claridad y dureza buena parte de lo que se esconde tras la felicidad.

EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... V


EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... IV


lunes, 15 de octubre de 2007

PASIÓN

Miguel de Cervantes

¿Quién mejorará mi suerte?
¡La muerte!
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
¡Mudanza!
Y sus males, ¿quién los cura?
¡Locura!
De ese modo no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.

EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... III


EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... II


¿SE PUEDE SER OTRA COSA QUE POSMODERNO?

Escribo posmoderno y quisiera escribir postmoderno, pero la posmodernidad me obliga a suprimir la letra t.

¿La conciencia histórica obliga a ser posmoderno, o es la falta de ella aquello que obliga?

Algunas personas creen que no hay nada fundamental que añadir a la historia, como si ella hubiera terminado. Esta fe no es más que una mentira basada en la falta (por aparentemente innecesario) de enfrentamiento con la naturaleza. Queda todo por crear, como siempre ha ocurrido, como les sucedía a nuestros antepasados más remotos. Nuestro aparente conocimiento de lo que ellos poseían y les faltaba es la falacia con cuyos hilos se teje el traje nuevo del emperador, o sobre la que se edifica la pretendida arquitectura inexistente.

El maremagnum (¿batiburrillo desordenado, el gran mar en nuestra madre lengua o centro de ocio en el puerto de Barcelona?) de informaciones, fundamentalmente visuales, en el que estamos inmersos aboca a resultados irreflexivos con apariencia de interesantes y afectados de intranscendencia.

Postmodernidad (con t): apariencia, intranscendencia, no reconocimiento de la muerte. Apariencia de superación de la mortalidad e inútil temor que se reconoce como indestructible ante ella.

EL MISTERIO DE LA ARQUITECTURA... I






INTELIGENCIA ARTIFICIAL

por Alberto Manguel

(…)

Pinocho no ha aprendido a penetrar en un libro y a explorar sus límites en ocasiones inalcanzables, nunca sabrá que sus propias aventuras poseen raíces literarias. Su vida (pero esto él lo ignora) es en realidad una combinación de historias antiguas y mitos ancestrales en las cuales algún día (cuando aprenda a leer de verdad) reconocerá acaso su biografía. Esto es válido para todo lector.

(…)

En esta zona ambigua entre la posesión y el reconocimiento, entre la identidad impuesta por los demás y la identidad descubierta por uno mismo, yace el acto de leer.

La letra, con sangre entra

Pero en el seno de cada sistema escolar existe una feroz paradoja. Una sociedad necesita impartirles a sus ciudadanos el conocimiento de sus códigos, de modo que estos ciudadanos puedan volverse participantes activos, pero el conocimiento de dicho código, más allá de la mera habilidad para descifrar un eslogan político, una publicidad o un manual de instrucciones básicas, también permite que estos mismos ciudadanos critiquen su sociedad, revelen sus defectos o intenten alguna clase de cambio. En el mismo sistema que hace posible el funcionamiento de una sociedad reside el poder de subvertirla. De manera que el maestro, la persona escogida por esa sociedad para transmitir a los nuevos miembros los secretos de su vocabulario común, representa de hecho un peligro, un Sócrates capaz de corromper a los jóvenes, alguien que debe por un lado continuar a enseñar a pensar y que, por el otro, debe someterse a las leyes de la sociedad que le confirió ese puesto de tutor, hasta el extremo de la autodestrucción, como en el caso de Sócrates. Un maestro está siempre atrapado en esta doble misión: la de enseñar para hacer que los estudiantes piensen por sí mismos, pero la de enseñar de acuerdo con una estructura social que pone un freno al pensamiento. La escuela, en el mundo de Pinocho (como en el nuestro), no es un campo de entrenamiento para volverse un niño mejor y más completo, sino un lugar de iniciación al mundo de los adultos, con sus convenciones, sus exigencias burocráticas, sus acuerdos tácitos y su sistema de castas. No existe tal cosa como una escuela para anarquistas y, sin embargo, en cierto modo cada maestro debe enseñar el anarquismo, debe enseñar a sus alumnos a impugnar reglas y regulaciones, a buscar explicaciones tras todo dogma, a confrontar imposiciones, a no acatar órdenes; a rechazar prejuicios, a reclamarle autoridad a quien está en el poder, a encontrar una posición desde la cual emitir sus propias ideas, aun cuando éstas se opongan y finalmente aniquilen al propio maestro.

(…)

Trascender este estrecho vocabulario de lo que la sociedad considera como “bueno y sensible” hacia uno más vasto, más rico y, sobre todo, más ambiguo, es algo aterrador, porque este otro campo semántico no tiene fronteras y equivale exactamente a pensar, a emocionarse, a intuir. Este vocabulario infinito está abierto y disponible si nos tomamos el tiempo y si hacemos el esfuerzo de explorarlo; y a lo largo de muchos siglos ha ido forjando palabras a partir de la experiencia, con el objeto de devolvernos en palabras la imagen de esa experiencia, de permitirnos entender el mundo y entendernos a nosotros mismos. Este vocabulario es más grande y duradero que la biblioteca de Pinocho, hecha de dulces y de golosinas, porque la incluye (metafóricamente) y porque, en concreto, conduce a ella, al permitirnos imaginar cómo podríamos cambiar una sociedad en la que Pinocho se muere de hambre, es agredido y explotado, es privado de su estatus de niño, es forzado a ser obediente y a ser feliz en su obediencia. Imaginar consiste en disolver barreras, en ignorar fronteras, en subvertir la visión del mundo que nos ha sido impuesta. Aunque Collodi no le puede conceder a su muñeco este estado final de autodescubrimiento, llegó a intuir, creo yo, las posibilidades de sus dones imaginativos. Y aun cuando afirmó la importancia del pan sobre las palabras, sabía que cada crisis de la sociedad es, en definitiva, una crisis de la imaginación.

El texto íntegro de este artículo podeis encontrarlo en:
http://www.redeseducacion.net/Conf_intel_artif.htm

ESCENIFICACIÓN DE LA DISTANCIA

Hace ya muchos martes que pudimos ver la puesta en escena de la distancia que existe entre el político y los ciudadanos.

Esta distancia no es en sí misma desfavorable. El político tiene que mantener esa distancia para poder ejercer su labor como gestor de cuestiones generales mediante actuaciones ejecutivas y legislativas que afecten a los diversos colectivos de personas sobre los que gobierna. Se podría añadir a este principio fundamental que debe tener en cuenta las implicaciones de las necesidades y exigencias de unos colectivos con las de otros.

Ahora bien, el político debe responder a las necesidades y exigencias de los ciudadanos que le han elegido (hayan votado a su partido o no, puesto que todos los que aceptamos el juego democrático le colocamos en el cargo que le corresponda durante un cierto período de tiempo), distinguiendo entre los objetivos a corto, a medio y a largo plazo.

Las respuestas que dio el presidente del gobierno a las atinadas preguntas de los ciudadanos elegidos se mantuvieron en un plano general, de tal forma que no llegaban a responder a las cuestiones planteadas por ellos. Sobre todo porque el presidente del gobierno no era capaz de (o no le parecía conveniente) transmitir esa distancia que se hace necesaria para el ejercicio de sus funciones. Tampoco, en ningún momento, supo (o quiso) dar cuenta de cómo pretende (o si acaso pretende) responder a las necesidades o exigencias a corto y medio plazo de los ciudadanos.

Vamos a poner dos ejemplos relativos a cuestiones económicas que, como todos sabemos, son la base sobre la que se sustenta, en la sociedad en la que vivimos, cualquier enfoque político.

Un hombre mayor hizo referencia a lo que le cundía su sueldo hace unos años (pocos) y cómo había perdido poder adquisitivo desde la implantación del euro. Un hombre joven planteó el hecho de que con los mil euros que ganaba no podía acceder a la adquisición de una vivienda. El presidente del gobierno respondió relatando la buena marcha de la economía española en general y las medidas sobre vivienda que su gobierno ha puesto en marcha. Ambos ciudadanos, junto a los espectadores que seguíamos la entrevista colectiva, pudimos comprobar que sus respuestas no daban ninguna salida a las situaciones que se habían planteado. El hombre mayor seguiría con su bajo poder adquisitivo y el hombre joven seguiría sin poder acceder a una vivienda.

Desde mi punto de vista el presidente del gobierno evitó intencionadamente aceptar la situación de ambos como representativa de la situación de varios millones de ciudadanos, que es la realidad que casi todos conocemos; es más, se condolió de los problemas particulares de los dos hombres con el fin de desviar la atención hacia generalidades que, en este caso como en otros, no responden a las necesidades y exigencias reales de amplios colectivos de la población.

Creo que el hecho de pretender aislar las cuestiones planteadas por estos dos ciudadanos, como si no fueran claro ejemplo de los problemas a los que se enfrenta cotidianamente una buena parte de la población, es representativo de la actitud del político en las democracias occidentales (que tienden a acercarse cada día más al modelo de Estados Unidos). Un hecho que trasluce un despreciable pensamiento que nunca se expresa en público por parte del político, pero que está latente en las acciones (o la falta de ellas) de gobierno y oposición, y que se podría traducir de la siguiente forma: si los dos ciudadanos mencionados se hubieran ocupado de ganar más dinero no tendrían esos problemas a los que aluden.

¿POR QUÉ ELEFANTE BLANCO?

Por su sonoridad.

Por su escasez.

Por que me gustan mucho los elefantes de cualquier color: pacíficos, independientes, agresivos a veces, extraños, cercanos a sus congéneres, paradójicos.

Porque según la tradición hindú, este animal mítico y real representa la verdad más exaltada.

Por la existencia de Ganesha, híbrido de hombre y elefante, hijo de la diosa Parvati (esposa de Shiva), que debe su aspecto a la fidelidad a sus principios y a la furia de su padre.

Porque Ganesha representa la armonía entre el hombre y el universo y es símbolo del conocimiento, dios de los caminos y de las letras.

Porque uno de los cuentos más hermosos que he leído (de Gustavo Martín Garzo) trata de un elefante blanco que entrega su vida a un grupo de personas para que puedan alcanzar su objetivo.

CONSUMIDOR VERSUS DESEADOR

NO soy un consumidor, soy un deseador.

Reniego de la condición de consumidor. Comprendo que una empresa comercial necesite de la existencia de consumidores para su supervivencia y lucro. No comprendo que ninguna persona se asuma como consumidor, acepte una definición de sí mismo como instrumento de otros, se rebaje a aceptar ese calificativo como definitorio de su persona o de parte de ella.

Me defino como deseador y me considero miembro de la comunidad de deseadores que, estoy seguro, existe en el mundo. Una comunidad de individuos aislados, sin reglas ni reuniones, unida por el hecho de la existencia de esos propios individuos que ponen por delante de la ambición, del ánimo de lucro, de cualquier acción que emprendan o del cumplimiento del amor, la existencia del deseo, del deseo personal que se concibe en un lecho de ilusión fabricado con la historia individual y del mundo en el que se encuentran, con las aspiraciones que nadie sabe de dónde proceden, con la curiosidad que es el impulso para seguir caminando.

PRINCIPIOS

Empecemos por el principio, evidencia o perogrullada que sólo se justifica porque soy una persona con principios que acepta el significado tradicional de ese término. De esto no se infiere que yo sea tradicional, sino reformista y radical.

Algunos de mis principios son los siguientes:

- Todos somos iguales en derechos.

- Todos somos diferentes.

- La uniformización en una tiranía es indeseable.

- La uniformización en una democracia es indeseable.

- La opinión de la mayoría no tiene por qué ser la mejor (ni la peor).

- Las opiniones dominantes no son las únicas posibles.

- Cualquier opinión tiene valor por sí misma, no por su adscripción a una tendencia política.

- Hay que distinguir entre opinión y propaganda.

- Uno de los factores más definitorios de una democracia es que siempre es mejorable.

- Hay que saber y ser consciente en todos los momentos de nuestra vida que una parte del bienestar personal y social que disfrutamos se debe a la existencia de un tercer mundo, a las condiciones inhumanas en que viven millones de personas.

- La mentira personal nos hace humanos. La mentira social o política nos hace inhumanos.

- La ironía (distancia) es la mejor facultad para ejercer el espíritu crítico.

- El disfrute de la belleza hace mejor al arte. El arte nos hace mejores.

- Nuestra vida consiste, toda ella, en la forja de un alma para conducirla, irremediablemente, a su completa desaparición.